Imagen interna, esencia, personalidad, identidad, si
mismo, yo, auto-concepto… palabras que comparten una característica: su
referencia a la singularidad, unicidad y peculiaridad de cada persona.
La imagen interna es la percepción que tenemos de
nosotros mismos. La manera como nos relacionamos con los demás dependerá en
gran medida de nuestra auto percepción. Si nosotros creemos que somos, podemos
o tenemos más o menos de lo que la realidad muestra, la armonía de nuestras
relaciones sociales, profesionales, laborales o sentimentales se verá
necesariamente afectada. El problema radica en que pocas veces hacemos un alto
para pensar en nuestro verdadero yo, en nuestra esencia. Deberíamos plantearnos
con más frecuencia la pregunta ¿Quién soy? Comprender lo anterior no es tarea
por demás difícil, sin embargo, desentrañar el misterio de nuestra esencia si
lo es. Para diseñar una imagen pública personal primero es necesario respetar
la esencia, de lo contrario, nos arriesgaríamos a introducir estrategias de
estimulación de audiencias que atentarían contra el “yo interno” y que, por
tanto, resultarían en una actuación sin convicción que afectaría la transmisión
de cualquier mensaje, verbal o no verbal. De ahí que tuviese que introducirse
un proceso de reconocimiento de esencia antes de diseñar una imagen pública.
El reconocimiento de esencia se logra con la realización
de la entrevista a profundidad cuya duración y frecuencia dependerán de cada
caso en particular. La entrevista tendrá por objeto “viajar al interior” de la
persona para reunir información suficiente que sirva para hacer una descripción
del personaje, es decir, de la persona que se convertirá en el protagonista de
la “buena historia” que se contara mediante técnicas de imagen pública. Los
ingredientes que conformaran la información son la personalidad, temperamento y
carácter; los principios y valores morales que rigen el comportamiento
personal; la descripción del contexto de desarrollo humano que abarca desde la
infancia hasta el momento actual y que constituyen la biografía; la auto
descripción holística – cuerpo, mente, corazón y alma – que permite detectar la
auto percepción; la aplicación de pruebas de psicodiagnóstico que aporten
información complementaria. Finalmente, se reunirá toda la información recabada
y con ella se hará la descripción del personaje, misma que deberá ser revisada
y autorizada por el.
Una vez que el personaje se sabe reconocido y respetado,
la actitud que guardara frente a la introducción de cambios de imagen pública
que lo beneficiaran, será de total aceptación y apoyo. El proceso de la imagen
pública no se trata de ordenar y obedecer, sino de reconocer y ayudar, de
definir la esencia para después potenciarla.
LAET. KARINA CECILIA
DE LEON ORTIZ
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